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RESUMEN
En el presente artículo exploro la importancia del rol de las mujeres en las organizaciones actuales. Hago mención de la literatura teórica del siglo pasado, que consideraba que las mujeres tenían que copiar el estilo gerencial masculino para tener éxito. Sin embargo, en las actuales condiciones del mundo las organizaciones han cambiado sustancialmente, y con ello la importancia del ejercicio gerencial de las mujeres. Seguidamente, enfatizo el aporte significativo de la conducción femenina con sus propios valores, tanto para la empresa como para la sociedad, y finalmente concluyo que estos hechos tienen un gran impacto social.
¿GERENCIA UN DOMINIO MASCULINO?
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde que en la década de los setenta del siglo pasado, se publicó el libro de Betty Lehan Harragan: “Juegos que mamá nunca te enseñó: Destreza empresarial para mujeres”, en el cual se planteaba que las mujeres tenían que aprender a jugar los juegos de acuerdo con las reglas de los hombres, si querían tener la esperanza de prosperar en medios laborales.
De ahí que Harragan (1977) describe el mundo de las actividades comerciales y de negocios como un territorio masculino, estimulando a las mujeres a reconocer que las organizaciones están modeladas estructuralmente como una corporación militar y configurada de acuerdo con preceptos de juegos grupales masculinos. Por lo tanto, la organización de negocios es una cultura extraña, ajena, que las mujeres no están preparadas para entender.
Asimismo, la autora agrega que las mujeres que quieran entrar en la trama laboral, tendrán que cultivarse en los preceptos militares y aprender los trasfondos de las dinámicas de los juegos masculinos. De esa manera, podrían competir en un mundo en cuyo diseño y construcción no participaron. Conviene subrayar que tal vez, estos argumentos eran válidos para la época en consideración, en la que se hizo esta y otras tantas publicaciones relacionadas con la temática; pero hoy en pleno siglo XXI, las cuestiones han cambiado radicalmente en los ambientes laborales.
Así pues, en el mundo de hoy tenemos una mayor comprensión de las organizaciones y del rol de la mujer en ellas; de hecho vivimos en una sociedad de organizaciones, nacemos y morimos en ellas. La cantidad y heterogeneidad de las mismas son asombrosas: instituciones financieras, empresas, hospitales, bancos, escuelas y universidades, tiendas y centros comerciales, supermercados, gasolineras, restaurantes, estacionamientos, organizaciones no gubernamentales (ONG), iglesias, organismos públicos, el ejército, fábricas, la radio y la televisión… Los ejemplos son interminables.
Al mismo tiempo, en todo este tipo de organizaciones mencionadas, una parte importante de la fuerza de trabajo está constituida por mujeres (Banco Mundial 2012) lo cual constituye un cambio significativo. Así que empujadas por la necesidad de muchas familias de ganar dos salarios, por la alta tasa de divorcios, los requerimientos de independencia económica y la configuración de potencial personal como seres humanos; las mujeres más que nunca están planificando y haciendo carreras gerenciales; es por ello, que su participación e influencia seguirán creciendo.
UNA GENERACIÓN QUE SE ABRE PASO
Personalmente, tengo la impresión de que lo más relevante de este proceso de cambio e incorporación de la mujer en las organizaciones, es su capacidad para eventualmente transformar el ámbito laboral, expresando y modelando, no cediendo a sus valores personales. En este sentido, hay suficiente evidencia que indica que las mujeres gerentes en puestos de dirección que han roto el techo de cristal (Segerman-Peck, 1991) en numerosas empresas, han demostrado que su ejercicio de autoridad y de liderazgo no necesariamente tiene que surgir de un molde único; en otras palabras, utilizar estilos de mando y control autocráticos de dirección, generalmente asociado con los hombres en las grandes organizaciones tradicionales, no es la única forma de tener éxito.
No obstante, aunque una primera generación de mujeres se adhirió a muchas de las «reglas de conducta» que significaban el éxito para los hombres, ahora una segunda ola de mujeres se está abriendo camino hacia la alta dirección, no adoptando el estilo y los hábitos que han demostrado ser exitosos para los hombres, sino aprovechando las habilidades y actitudes que desarrollaron a partir de su experiencia compartida como mujeres.
Dentro de este marco, esta segunda generación en cargos de dirección, están aprovechando lo que es exclusivo de su socialización como mujeres y están creando un camino diferente hacia la cima, están buscando y encontrando oportunidades en organizaciones en rápido cambio y crecimiento para demostrar que pueden lograr resultados de una manera diferente. Tienen éxito debido a, no a pesar de; ciertas características que generalmente se consideran «femeninas» e inapropiadas entre los líderes masculinos.
Por otra parte, la presencia de mujeres en los equipos de gestión se asocia generalmente con un mayor compromiso social y un estilo de liderazgo más participativo. En particular, un análisis del impacto de las mujeres en las empresas cooperativas, que tienen características específicas en términos de organización y propósito, muestra que su influencia conduce a una mayor motivación y mejores resultados. Es probable que uno de los beneficios del liderazgo femenino sea el aumento de las medidas para promover el equilibrio entre el trabajo y la familia, que es importante para el desarrollo de la sociedad y para mejorar la calidad de vida de las familias.
De modo tal que estoy convencido, que la presencia de mujeres en los equipos directivos y el emprendimiento femenino influyen positivamente en las motivaciones sociales y los logros de las organizaciones, con mujeres a la cabeza, las empresas están más inclinadas a introducir políticas favorables a la familia; el nuevo contexto empresarial cooperativo actual es más propicio para este tipo de enfoque que el mundo empresarial tradicional. De hecho, las empresas comunitarias han surgido como instrumentos clave para el empoderamiento de la mujer.
Con base a las ideas que vengo exponiendo, no es nada descabellado pensar que un mayor poder de decisión gerencial femenino pueda conducir a una nueva orientación estratégica que difiera de los planes diseñados por equipos exclusivamente masculinos, de hecho desde hace tiempo en la literatura teórica se viene cuestionando la idea de que el liderazgo sea un dominio exclusivo masculino (Gil’ Adi, 1999)
Pongamos por caso las políticas de recursos humanos, que podrían ser el primer ámbito de cambio orientado a fomentar, así como también mayor compromiso con causas sociales, mayor sensibilidad al medio ambiente y en general a la ética operativa.
REFLEXIÓN FINAL
Sin embargo, estoy consciente que a pesar de lo anterior las mujeres en posición de liderazgo y de figuras de autoridad sigue siendo un desafío porque ellas enfrentan más conflictos que los hombres cuando deciden seguir una carrera gerencial y empresarial; por ejemplo, la maternidad, el matrimonio y las tareas del hogar son los obstáculos tradicionales que han impedido a las mujeres lograr un equilibrio entre lo laboral y la familia, también la desigualdad de género en contextos muchas veces marcadamente machistas.
Como reflexión final, agregaría dos aspectos: a) El creciente rol de la mujer en las actividades gerenciales de dirección, constituye no solamente un camino de autorrealización, sino también una influencia positiva en las motivaciones y logros sociales de la organización; b) Las organizaciones impulsadas por la globalización, la tecnología y las innovaciones han comenzado a realizar esfuerzos en abandonar valores tradicionales, transformando estructuras burocráticas obsoletas, muchas de las compañías, con gran dificultad, están reconociendo que la vieja cadena de comandos y jerarquías, con sus códigos y reglas no explícitas es obsoleta para manejar la economía actual.
REFERENCIAS
Banco Mundial (2012) Informe sobre el Desarrollo Mundial: Igualdad de Género y Desarrollo. Washington.
Gil’ Adi (1999) Liderazgo: un dominio masculino. Editorial Dolmen.
Harrigan Betty (1977) Mother Never Taught You: Corporate Gamesmanship For Women. New York
Segerman-Peck, L.M. (1991) Networking and mentoring. A woman’s guide. Londres